domingo, 3 de mayo de 2020

Las videollamadas con propósito didáctico en tiempos de pandemia y más. Algunas consideraciones...




Desde hace varias semanas el uso de las videollamadas como estrategia sincrónica para el desarrollo de encuentros didácticos se ha multiplicado. Pero varias son las condiciones para ello:

Al participar en una videollamada no solo nos concentramos en lo que vamos a decir, sino también en cómo lo vamos a hacer; de cualquier modo, consciente o inconscientemente, otorgamos atención a nuestras expresiones faciales, al tono de voz y hasta nuestro propio lenguaje corporal. Ello implica, además, concentración para respetar las reglas de participación, una habilidad extraordinaria para tomar notas importantes, reflexionar para participar en el tema, escuchar o leer al docente o al compañero que esté participando, y al mismo tiempo estar pendientes de detalles técnicos como: el uso adecuado del micrófono, la cámara, el teclado...incluso estar pendientes que no ocurra nada inesperado en nuestro contexto y que sin querer seamos protagonistas de una interrupción alarmante durante el proceso. A eso podemos agregar la cantidad de videollamadas diarias en las que estamos participando con familiares, amigos, compañeros de trabajo. Todo ello, de una u otra forma, impacta nuestras emociones y concentración; definitivamente, el cansancio físico y mental que ocasiona este tipo de conexión, es realmente agotador, aun cuando así no lo percibamos.

Tomemos como ejemplo una videollamada para desarrollar una clase en 4 horas continuas, ¿nos podemos imaginar el cansancio y la preocupación para quienes se conectan con su teléfono? 4 horas sosteniendo el móvil en su mano, estar mirando la pantalla fijamente por ese tiempo, no  poder moverse porque la señal puede fallar... son muchísimas las condiciones bajo las cuales nos conectamos: unos lo hacen desde la tranquilidad de su hogar, en un espacio idóneo para ello; otros tantos, no tienen la misma suerte y hacen milagros para asistir al encuentro.

¿Qué podemos hacer? definitivamente debemos planificar este tipo de clases de otra forma, con estrategias que puedan llevarse a cabo en un tiempo prudencial, considerando número y características de la audiencia, naturaleza y el formato en el que se presentan los contenidos, incluir tiempos merecidos de descanso durante la jornada, si es que obligatoriamente debemos emplear una cantidad considerable de horas para la clase... llegar a consensos...poner a disposición materiales previos para su análisis de modo que al darse el encuentro sean discutidos y surjan reflexiones, dudas, aportes entre los participantes...

En fin, creo que uno de los puntos cruciales en estas circunstancias es no perder de vista que somos humanos y no máquinas. Niños, jóvenes y adultos, cada cual tiene sus especificidades físicas, sociales y cognoscitivas... todo eso cuenta para desarrollar clases o encuentros apoyados en las tecnologías con miras a no abusar de nuestras capacidades, motivación y disposición hacia lo que estamos haciendo.

No podemos pretender homogeneizar el proceso cuando la diversidad está presente hasta en nuestro propio espejo.

Saludos.

M.J.R.C.